lunes, 26 de diciembre de 2011

We Are the Night

Ahora que dispongo de más tiempo, tras un año bastante ajetreado, me he propuesto actualizar con mayor frecuencia este blog (muy abandonado hasta ahora, la verdad). Aquí dejo unos links a reseñas de películas proyectadas durante la edición del 2011 de Sitges y una crítica de We Are the Night, film que ganó el premio especial del jurado en Sitges 2010 (todavía me pregunto: ¿por qué?).

Monster Brawl: Click Aquí
Bellflower: Click Aquí
Kill List: Click Aquí
El callejón: Click Aquí

WE ARE THE NIGHT (Wir Sind Die Nacht, 2010)

Lo mejor (o lo menos malo) de este irritante film de vampiras descocadas es su comienzo: la cámara recorre el interior de un avión en el que sus pasajeros han sido aniquilados por el trío de vampiresas.
A partir de ahí, la película supone un canto al cliché, en el que se hilvanan tópicos del cine de vampiros, lugares comunes de un sinfín de otros subgéneros y costumbres sociales varias. Así, la personalidad de estas féminas de la noche responde a un intrigante cóctel de anuncio de perfume, noche de fiesta de despedida de soltera y horterada discotequera vía InterRail. Casi todo lo que hallamos en esta cinta ostenta la hondura intelectual propia de un “test” de la revista Cosmopolitan. Estas muchachas, que han vivido durante un buen número de décadas en este mundo, optan por la música “techno”, los coches de lujo... e incluso por las visitas a los grandes almacenes, en una de las escenas más terribles del largometraje, y que seguramente turbaría al Romero de Zombi. Vampiras esclavas de la moda y del consumismo. Al menos, en aquella desagradable ficción con cuatro hechiceras adolescentes, The Craft (Andrew Fleming, 1996), podíamos justificar la estupidez de sus protagonistas por su edad (?). Al lado de We Are the Night, títulos de los años 80 como Fright Night (Tom Holland, 1985), The Lost Boys (Joel Schumacher, 1987) y Near Dark (Kathryn Bigelow, 1987), de las que este film que nos (pre)ocupa fusila unas cuantas ideas, constituyen casi obras maestras.



¿Cine fantástico? Bueno, sí, aparecen vampiras, pero si las chicas fuesen simplemente delincuentes mortales, poco habría cambiado en el resultado. De ahí que el escaso material visionable de este producto coincida con los apuntes más “fantastique” del asunto, aun así lastrados por la mecánica, televisiva planificación desplegada a lo largo de todo el metraje, basada en el montaje y los primeros planos (todo en scope, cómo no).

En su día, cuando se acercó a un subgénero determinado, Joe Dante tuvo en cuenta a sus predecesores y, además, consiguió impregnar de sentido del humor y amor por el cine su propuesta (The Howling); Dennis Gansel construye su aventra como un rutinario cúmulo de trivialidades, y no sólo eso, ni siquiera nos regala una sola escena erótica, pese a que el sexo represente uno de los temas de la película. Esta carencia de sensualidad va unida a una inquietante falta de posicionamiento sobre lo que se cuenta: y si el director se inclina hacia algún lado, siempre parece hacerlo a favor de las posturas más aparentes y superficiales, obviando ya el descarado “product placement” de una conocida marca de bebida energética. Si la saga de Twilight es ñoña y conservadora, We Are the Night también: de hecho, quiere pasar por moderna y transgresora, cuando en el fondo nos encontramos ante cine industrial, caduco, coyuntural y previsible.

No hay comentarios: